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3   LA BATALLA DE TRAFALGAR

3.1.   Status Quo

Desde la llegada de la Dinastía Borbón a España, franceses y españoles mantuvieron una alianza por la

que ambos se unían militarmente contra un enemigo común. Esta alianza era conocida como los Pactos de Familia y se firmaron tres a lo largo del siglo XVIII. Sin embargo, con el estallido de la Revolución Francesa, Francia se convirtió en enemigo ideológico para el absolutismo hispano y la alianza se rompió; hasta la implantación del Directorio (Tratado de san Ildefonso 1796) y la posterior llegada de Napoleón. El nuevo y autoproclamado emperador de Francia, reafirmó el tratado anterior con Carlos IV para favorecer sus intereses antibritánicos.

Estos dos últimos pactos llevaron a España a la continua intervención en conflictos bélicos desde 1796, año en que se botó el último navío que se constituiría en los próximos nueve años. Si bien la construcción de barcos española (métodos de Gaztañeta, Jorge Juan y Gautier) era la mejor en proporciones matemáticas, calidad y durabilidad; las guerras y la dependencia de los  territorios de Ultramar para suministrar las materias primas, causaron un creciente deterioro en los navíos. A esta cuestión, se añaden cuatro factores fundamentales:

1. Tripulación
2. Armamento
3. Logística
4. Estrategia

Las sucesivas incursiones bélicas y la mala gestión de la hacienda causaron en España problemas económicos que impedían –entre otras muchas cosas- el pago a tiempo de los marinos, mermando la moral tanto de oficiales como de tripulantes y complicando la tarea de enrolamiento. Por ello, españoles y franceses, tuvieron que mantener a bordo marinos de edad avanzada y emplear el sistema de quintas para reclutar, pero sin resultados; por tanto, a la desilusionada y longeva tripulación, se incorporaron prisioneros de Santo Domingo y genoveses. Esta maniobra desesperada permite tener un excedente de tripulantes, que en realidad no es útil por sus escasas cualidades y el riesgo evidente de epidemias por hacinamiento.

En cuanto a las armas, el Reino Unido incorporó a las cubiertas de sus navíos las carronadas, más eficaces que los obuses españoles, porque se disparaban en el último momento, amplificando los daños. Además, es importante conocer que los franceses no presentaron ninguna alternativa para compensar a las carronadas, poniendo a la coalición franco-española en desventaja. Y, frente a los siete navíos de tres puentes ingleses, sólo había cuatro españoles en la coalición.




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La carronada es una pieza de artillería naval fabricada en hierro, notablemente corta en su longitud pero con gran poder de fuego en las distancias cortas, siendo muy útiles para repeler abordajes. Fue diseñada en 1774 por el general Robert Melville inicialmente para el Ejército de Tierra, pero con posterioridad se incluiría en los navíos de la Armada.

Modelo de carronada
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Obús de a 4 libras

El obús es una pieza de artillería cuyo cañón tiene una longitud de calibre menor. Permite disparar proyectiles con tiro curvo y un pronunciado ángulo de caída, para alcanzar blancos que se encuentran tras obstáculos del terreno. Se introdujeron en 1798.



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Respecto a la logística, los ingleses sabían mantener el aprovisionamiento lejos de sus puertos, mientras que los franceses estaban acostumbrados a estar en puerto. Por ello, en la campaña de Trafalgar –y muchas otras- sufrirán problemas, pues los dos últimos lugares para recalar son Ferrol y Cádiz, que abastecían primero a los españoles. El exceso de tripulantes (explicado más arriba) redujo además el espacio destinado a los víveres que, para verano de 1805 ya se habían consumido casi en su totalidad. Esto, unido al propio hacinamiento, causó numerosas bajas por escorbuto y otras enfermedades, afectando a la moral de la tripulación. De hecho, se calcula un 2/3% de deserciones a lo largo de la campaña. 


Finalmente, la estrategia. El general inglés, Nelson, había desarrollado una nueva forma de combate, que ya se había demostrado acertada –vencieron tácticamente a los franceses en Abukir, 1801- y había comunicado a sus capitanes las acciones concretas a realizar en caso de enfrentamiento: romper por varios sitios la línea enemiga para crear secciones aisladas que no pudieran ser socorridas. En el bando aliado, el general francés Villeneuve sabía que su enemigo emplearía esa táctica, pero no sabía cómo contrarrestarlo.


3.2.   Las Escuadras

La batalla de Trafalgar fue un gran y decisivo encuentro de la época contemporánea que se libró el 21-10-1805 en las proximidades del Cabo de dicho nombre (situado en la costa gaditana, a casi la mitad de distancia entre el puerto de Cádiz y la punta de Tarifa).


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La selección que hizo que en Trafalgar estuviesen unos barcos y unos hombres, fue debida a múltiples causas, entre las cuales destaca la propiamente humana. Pero este proceso selectivo se vio además condicionado por otros aspectos materiales, políticos y estratégicos. Se puede decir que la elección de Gravina, por ejemplo, se justificó por ser el teniente general más antiguo que podía tener acceso al mando así como por su juventud respecto a la mayoría de los posibles candidatos y por su brillante trayectoria militar y marinera.

Por otro lado, los barcos elegidos para la campaña fueron todos los que por su estado material y de armamento eran más aptos.



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NAVIOS ESPAÑOLESCOMANDANTESINSIGNIAS
Príncipe de AsturiasBrig. HoreTte. Gral. Gravina
Santísima TrinidadBrig. UriarteJefe de E. Cisneros
Santa AnaCN GardoquiTte. Gral. Álava
RayoBrig. Macdonell
ArgonautaCN Pareja
NeptunoBrig. Valdés
San IldefonsoBrig. Vargas
BahamaBrig. Alcalá Galiano
San Juan NepomucenoBrig. Churruca
San AgustínBrig. Cagigal
MonarcaCN Argumosa
MontañésCN Alsedo
S. Francisco de AsísCN Flores
San JustoCN Gastón
San LeandroCN Quevedo


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Cosme Damián Churruca y Elorza

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3.3.   La estrategia naval

La ESTRATEGIA NAVAL, como se ha visto anteriormente, consiste en el DOMINIO DEL MAR, y para ganarlo los ingleses, en la época de Trafalgar, emplearon el BLOQUEO. 


Para llevar a cabo el bloqueo había dos opciones: 

  • Navegar de continuo cerca del puerto enemigo.

  • Anclar en alta mar y enviar cerca de la costa a un escuadrón móvil de fragatas para que consiguiera información sobre los movimientos de la flota rival.



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BLOQUEO NAVAL

El bloqueo consistía en apostar una flota frente a un puerto enemigo para impedir a los buques del adversario que se hiciesen a la mar.



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TÁCTICAS NAVALES SIGLO XVIII

A) Clásica línea de combate del siglo XVIII en la que las flotas enemigas se baten en paralelo.

B) Una escuadra intenta cortar la línea de combate enemiga. Si ésta está bien formada le resultará difícil hacerlo al recibir todo su fuego de artillería.

C) Si la línea de combate no es compacta y bien organizada la escuadra que intenta cortarla podrá hacerlo.

D) La flota atacante traspasa la línea de combate por los huecos existentes y lanza su potencial artillero sobre la popa o la proa de los barcos enemigos.

E) Los navíos atacantes se disponen buscando la aleta o amura de los barcos enemigos para seguir cañoneándolos. Si la arboladura o el timón han quedado dañados, el barco atacado puede quedar inmovilizado, sin ni siquiera poder maniobrar para mostrar su costado y defenderse.

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Por otra parte, desde mediados del siglo XVIII los ingleses empezaron a cuestionarse la TÁCTICA NAVAL DEL “COMBATE EN LÍNEA”, y tuvieron en cuenta las teorías de John Clerk cuya propuesta principal era la concentración del fuego “dirigiendo la mayor parte de la potencia de la flota contra unos pocos barcos, en la vanguardia o en la retaguardia”.

De esta forma, los ingleses innovaron la táctica naval adoptando actitudes mucho más ofensivas como: 

  • Avanzar en perpendicular hacia el enemigo para “ROMPER LA LÍNEA”, siendo ésta utilizada con éxito por el almirante Rodney en la batalla de los Santos (1782), por lord Howe en la batalla de 1 de junio de 1794 y por el propio Nelson en el combate del Cabo de S. Vicente (1797)

  • En ocasiones, optaban por doblar al adversario, concentrándose en una parte de su línea y atacando a cada buque rival con dos barcos propios. Así obraron en la batalla del Nilo en 1798.
    A esta táctica se le denomina “DOBLAR LA LÍNEA”.

Mientras tanto los comandantes de la flota francesa y española seguían aferrados a las tácticas de combate tradicionales cuando se produjo el combate de Trafalgar, adoptando una actitud defensiva frente a la actitud ofensiva de los británicos.



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Las dos columnas británicas (en rojo) rompen la línea franco-española (azul y negro, respectivamente)

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La diversificación de las tácticas navales en la flota británica fue posible gracias al perfeccionamiento de los sistemas de comunicación usados en los barcos, ya que durante el combate el jefe de la escuadra transmitía sus órdenes por medio de megáfonos o banderas.

Por otra parte, los artilleros ingleses eran muy disciplinados y mientras los artilleros españoles y franceses empleaban de 3-5 minutos en limpiar, cargar, apuntar y disparar una pieza, los británicos tan solo empleaban 2 minutos, y esto era algo decisivo para el combate.

La decisiva acción de TRAFALGAR cierra un período de Historia naval caracterizado por la pugna de los ingleses contra españoles y franceses por la supremacía marítima.

La Marina Española entraba así en una fase de franca decadencia, acabando aquí la influencia política y militar de España en los asuntos de Europa.




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Esquema de Trafalgar

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Vista de la acción entre el navío español Santa Ana y el británico Royal Sovereign (21 octubre 1805)


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3.4.   Desarrollo de la Batalla

Las formaciones de ambas escuadras a la hora de comenzar el combate fue la siguiente:


 Formación escuadra combinada (antes de virar en redondo)

  • Escuadra de observación (a la cabeza de la línea). A las órdenes de Federico  Gravina, contaba con dos divisiones que sumaban en total 12 navíos de línea.

    • La primera división, a las órdenes del mismo Gravina, con 6 navíos de línea.

    • La segunda división, dirigida por Charles René Magon, con 6 navíos de línea.

  • Cuerpo principal (en el centro de la línea de combate). Dirigida por Villeneuve. Sumaba un total de 21 navíos de línea y estaba dividida en varias divisiones.

    • División de Vanguardia. A las órdenes de Miguel Ricardo de Álava, con 7 navíos de línea.

    • División del Centro. A la cabeza de la que estaba Villeneuve, con 7 navíos de línea.

    • División de Retaguardia. Comandada por Pierre-Étienne-René-Marie Dumanoir, con 7 navíos de línea.


 Formación de la escuadra inglesa

  • Primera columna. A las órdenes de Horatio Nelson. Sumaba 12 buques.

  • Segunda columna. Comandada por Collingwood. Contaba con 15 bajeles.



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Federico Gravina
Bandera del navio Príncipe de Asturias, buque insignia del Teniente General de la Real Armada, Federico Gravina en el combate de Trafalgar


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FASE PREVIA AL COMBATE

  • El testimonio del comandante Gravina posiciona a los ingleses a unas 4 o 5 millas en la madrugada.

  • A las 7.00h Villeneuve manda formar para batalla, pero el mensaje no es recibido por toda la flota hasta las 8.15h.

  • Alrededor de las 10.00 Villeneuve ordenó virar en redondo a la flota. Esta maniobra tardó en efectuarse y dejó amplios espacios entre los navíos.



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FASE 1: INICIO DEL COMBATE

  • A las 11.00 el Comandante Nelson envía un mensaje a sus hombres: «Inglaterra espera que cada hombre cumpla con su deber»

  • A las 12:04, el "Victory" recibía los primeros disparos del “Bucentaure”. Comenzaba el combate.

  • A pesar de todo, el buque insignia inglés continuó avanzando hasta conseguir bombardear la popa del “Bucentaure” y así romper la línea de la flota combinada.



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FASE 2: A LAS 14 HORAS

  • En este momento el combate está en su máximo desarrollo. Han caído algunos barcos aliados, como el "Redoutable" que se había tenido que rendir con el 88% de la tripulación ya muerta o el "Santísima Trinidad", español, que seguía combatiendo pero sin arboladura.



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FASE 3: A LAS 16 HORAS

  • Las posiciones cambian, pero no se sigue ningún orden. Cada barco trata de sobrevivir y de ayudar a otro si aún estaban en condiciones.

  • Se rinde el "Santísima Trinidad“ "con una bandera enemiga que se presentó en la mano, por no haber paraje donde colgarla, y evitar de dicho modo la total mortandad que sin poder hacer fuego, lo estaba sufriendo.”



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FASE 4: FINAL DEL COMBATE

  • Fin de combate a las 18.30h.

  • Los barcos que han sobrevivido al fuego y aún tienen arboladura, intentan huir; otros, son apresados por los ingleses.



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3.5.   Consecuencias

Pese a que la Armada Española había sufrido numerosas pérdidas y graves daños en su flota seguía siendo la tercera flota en el mundo, aún contaba con 37 navíos y 24 fragatas.

Este número aumentó cuando en 1808, al estallar la guerra de Independencia, se apresaron 6 navíos franceses que estaban en Cádiz.

Sin embargo, en esta guerra se dio prioridad al ejército de tierra, abandonando los barcos en los puertos, donde se deterioraron mucho, porque los ingleses eran los encargados de frenar a los napoleónicos por mar y tenían la capacidad de hacerlo en solitario.

Esto fue el último elemento que, junto con la batalla de Trafalgar, causaron el declive de la que hubiera sido la mayor flota de la historia, la Armada Española. 



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INGLATERRAFRANCIAESPAÑA
Combatientes15.000*12.000
Muertos4492.2181.022
Apresados5002.500
Heridos1.2411.1551.383
Buques perdidos**1210
*De los 4.000 supervivientes franceses que llegaron a Cádiz, la mayoría fue encarcelada en 1808 con el estallido de la Guerra de Independencia.
**Incluidos los hundidos en batalla, apresados y los naufragados en la tormenta del 24 de octubre..
Alegoría del Combate de Trafalgar



3.6.   Trafalgar literario

La primera Serie fue escrita y publicada entre 1873 y 1875, y versa sobre la Guerra de Independencia (1808-1814). La única excepción en la trama es el primer libro, Trafalgar, cuyos acontecimientos se desarrollan en 1805. Este hecho, es considerado por muchos estudiosos como el evento que clausuró el siglo XVIII, evidenciando el relevo en la hegemonía marítima; de modo que Galdós, según los críticos, decidió comenzar con la Batalla de Trafalgar a modo de prólogo, que dispone al lector frente a la España del siglo XIX. 

El protagonista Gabriel de Araceli, es un muchacho gaditano y huérfano de 14 años que está al servicio de un matrimonio, del cual, el marido es un marino en busca de venganza contra los ingleses a bordo del Santísima Trinidad. La narración es desde un único punto de vista, el del protagonista, y por tanto escribe


en primera persona del singular. Gabriel cuenta lo que ve sin enjuiciar, describiendo lo que siente; por ejemplo, en el hundimiento del Santísima Trinidad, expresa sus sentimientos como testigo, sin juzgar como historiador. En la batalla ni exalta ni abomina, busca comprender la idea de patria.

Como se expone en las fuentes de Galdós, el autor se entrevista con personas que han vivido los hechos que narra, en este caso, un marino veterano de Trafalgar en 1873, que le permite aportar detalles que sólo un testigo puede describir, como la arena sobre la cubierta que se empleó para empapar la sangre de las cubiertas. También aparecen personajes reales, héroes de la batalla, como Churruca, Gravina, Valdés o Galiano; pero no desde la grandilocuente consideración con la que pasarían a la historia, sino desde la perspectiva de un joven de 14 años.





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