La colección Asiática del Museo Naval


Colección de colecciones

La colección asiática del Museo Naval es única tanto por las piezas, de manera individual, como por su valor en conjunto.

Destaca el valor artístico, documental, antropológico e histórico intrínseco de cada pieza; a lo que se suma la importancia del origen de la colección.

Este germen fue la intención plenamente científica, histórica y divulgativa de la Armada, algo que queda patente en la gran cantidad de escritos que acompañaban a las piezas enviadas al Museo Naval.



Escritos


Una colección hetereogénea

Las piezas que conforman esta muestra proceden o representan una gran variedad de culturas asiáticas en diferentes períodos de la historia. No obstante, y a pesar de la importancia capital de Filipinas, en las relaciones entre España y Asia la colección presenta un abanico extraordinariamente amplio de países relacionados, con la práctica totalidad del sudeste asiático y extremo oriente. Se atesoran objetos referentes a Birmania, Tailandia, Camboya, Malasia, Indonesia, Vietnam, Singapur, Brunei, Filipinas, China (con especial atención en Cantón, Hong Kong, Macao) y Japón.

A todo lo anterior se unen importantes documentos de referencia únicos que evidencian la presencia de otras potencias coloniales occidentales en Asia (Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Países Bajos, Portugal o Rusia).

Se suman a ellos las variadas tipologías de objetos. Si bien todos los envíos se realizan con la intención de formar a la población en España, cada uno de los donantes de las piezas demostraba tener unos intereses y personalidad distintas que se reflejaban en sus envíos.



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El Apostadero de Cavite como epicentro cultural

Cavite, además de ser un enclave estratégico natural de Manila, y sede de la Armada en Asia, era también el centro de intercambio de ideas, objetos y noticias, con la función aglutinante de gran mercado regional. Durante siglos allí se preparaban y recibían los barcos que hacían la ruta conocida como del “Galeón de Manila”.

Este hecho deja claro el interés universalista de la Marina a través de este enclave. A ello se añade su función como sede de la Comisión Hidrográfica en Asia, lo que reunió en el mismo lugar a generaciones de cartógrafos y científicos. Allí se formaban y reunían información sobre las diversas culturas de la región.

Entre las personalidades y marinos que más colaboraron en los envíos de piezas al Museo Naval destacamos a oficiales como José María y Manuel de Quesada y Bardalonga, José María Halcón, Siro Fernández y José Ruiz de Apodaca y Beránger.


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Valor documental de los fondos exhibidos

Cada uno de los objetos es un documento en sí mismo, aportando gran cantidad de información que facilita la misión de situarlo en su contexto. Desde el inicio del museo, se ha tratado de fomentar el conocimiento relativo a las piezas en su entorno y no sólo su acumulación en la institución. Por ello, muchas de las piezas que se exhiben presentan aparejada documentación relativa a las mismas ampliando a un nivel muy detallado cada pieza.

Al valor histórico y documental se suma el interés científico que está ya en la génesis ilustrada del museo, en ocasiones partiendo de las órdenes de la Marina5, y en otras a causa de la propia curiosidad e interés de los marinos. Todo ello sin olvidar las aportaciones a la etnografía y la antropología de piezas que pocas veces se han podido difundir.

Además de presentar objetos asiáticos, “Asia y el Museo Naval” expone también la dilatada tradición de Asia vista por Occidente, con algunas de las representaciones más antiguas nunca antes vistas en el Mundo conocido y otras ampliamente renombradas como la Carta náutica de Juan de la Cosa, pero desde una nueva perspectiva.

La exposición recoge también dos de las mayores compilaciones de embarcaciones asiáticas realizadas en su época, la del Marqués de la Victoria y la del pintor restaurador del Museo Naval, Rafael Monleón. En ambos casos se aprecia una vertiente didáctica de la institución mostrando un especial interés en Asia y tratando de identificar las características definitorias de cada una de las culturas orientales, no sólo en el ámbito marítimo.

Muchos de estos objetos han formado parte de acontecimientos históricos de los que ha sido partícipe la Armada, como la Guerra de la Cochinchina (1858-1862), el período de aislamiento de Japón, la defensa de Manila por la nao San Diego, la Guerra Ruso Japonesa, los tratados de España en la Indochina, los tratados diplomáticos con los piratas de Joló, los incidentes del inicio de la Guerra Civil China en 1927, la construcción de las embajadas occidentales en Cantón o la trascendental aproximación entre Oriente y Occidente con la construcción del Canal de Suez.


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